UNA FRONTERA EN EL PRIMER REINO DE LA PENÍNSULA IBÉRICA.
En el término de Almargen, perteneciente a la Comarca de Guadalteba, atesora numerosos lugares históricos, pero es justo decir que aunque estuvieron presentes todas las culturas aprovechando sus fértiles prados y sierras, fue durante el final de la prehistoria, cuando el legado arqueológico ha demostrado su extraordinario valor a través de unas piezas únicas que siguen siendo para la sociedad almargeña, una parte importantísima de su identidad cultural.
En este centro de interpretación se exponen numerosas piezas arqueológicas de todas las épocas históricas (desde el Paleolítico Superior a la Edad Media), pertenecientes a numerosos yacimientos del municipio de Almargen, pero tres piezas acaparan el interés patrimonial, lo convierten en un lugar de visita imprescindible en la provincia de Málaga.
EL GRAN ÍDOLO PREHISTÓRICO DE LA FECUNDIDAD
Sin duda alguna, una de las más importantes esculturas de la prehistoria andaluza, se esculpió en mármol, muy bien pulimentado y pintado en rojo. La escultura, integra la cara y el vientre preñado de una figura femenina y la forma fálica. Una síntesis que ha sido estudiada como la integración de elementos votivos relacionados con la fecundidad. De hecho, aunque se realizó durante el tercer milenio antes de Cristo, sigue recibiendo, en la actualidad, numerosas visitas de parejas deseosas de tener hijos que confían en las propiedades mágicas de este gran amuleto.
LA ESTELA TARTÉSSICA DEL GUERRERO
El reino de Tartessos ocupó la parte occidental del Sur de la Península Ibérica al final de la prehistoria. De hecho, se convirtió en el principal objetivo comercial de los fenicios. Este primer estado de nuestra historia tuvo unos límites y unos personajes. Los límites fronterizos estuvieron “marcados” con unas estelas hincadas y el personaje repetido en estas estalas pudo ser “Argantonio” el mítico rey de plata. La imagen de esta estela grabada con el guerrero muerto, enterrado con su casco, su lanza, un escudo y probablemente un cuchillo es, sinceramente, inolvidable
LA ESPADA TARTÉSSICA “LENGUA DE CARPA”
Uno de los elementos imprescindible en la implementa de los guerreros tartéssicos fueron sus espadas, forjadas en bronce, con una nervadura central y una empuñadura muy típica que se cubría con unas cachas de hueso, marfil o madera, adheridas con remaches. Estas espadas, se incorporaron a las tumbas, pero “amortizadas” (es decir, dobladas hasta convertirlas en armas inútiles, evitando así los expolios). Es el caso de la espada que se exhibe en Almargen, partida en dos partes. Estas armas, por su forma y aleación pertenecen a los forjadores metalúrgicos de la ría de Huelva/Ríotinto y demuestran el gran comercio de objetos de prestigio durante la prehistoria.